miércoles, 23 de mayo de 2007

Despierta

Me levanto y no se que hacer con mi cuerpo, a veces pienso que es mejor seguir durmiendo porque al menos no sientes que estas perdiendo el tiempo. Mi primer gesto al levantarme ha sido encender el ordenador y conectar el emule. ¿Que ha sido de esos tiempos en los que no había ni un solo ordenador en la casa? Los días eran mas largos, salía al jardín a tomar el sol mientras leía un libro, jugaba con mis gatos, le hacía carantoñas a mi perro. En casa la gente conversaba, a veces alquilábamos películas o veíamos la tele todos juntos. La hora de comer era toda una ceremonia, sobre todo en verano cuando salíamos a comer a la terraza. Y ahora, desde que cambiamos de casa, todo ha cambiado. No hay jardín, ni terraza para comer, apenas les dedico tiempo a mis gatos y mi perro parece aburrido. Nos cruzamos por los pasillos como fantasmas, sin saber que hacer, porque no hay gran cosa que hacer. Bueno, hay un par de ordenadores que consiguen absorber la atención del que caiga rendido ante su teclado y su pantalla. Hay música que bajar, pelis que grabar, programas que instalar, fotos a caudales para organizar y retocar... Pero en cuanto a la vida real, está todo muy mustio, será el trabajo que acapara todo mi tiempo y me quita las energías como si de un vampiro se tratase. Tendré que ir a echar la quiniela, una semana más... a ver si me toca de una vez y se acaba todo este simulacro de vida.

lunes, 21 de mayo de 2007

Fiestas de Sóller: el Firò

La semana pasada, lunes 14 de Mayo, se celebró el Firò de Soller, una de las fiestas más populares del pueblo, la de los moros y cristianos. La fiesta empezaba sobre las 16:00 de la tarde, y a esa hora casi todos los que participaban de la fiesta iban borrachos. Nosotras no, nosotras estabamos currando cuando nadie lo hacía. Este día todos los establecimientos permanecen cerrados porque al ir todo el mundo tan "alegre" se cometen muchos destrozos "involuntarios". Al estar cerrados todos los establecimientos menos el nuestro, la masa borreguil consumista desesperada por gastar sea en lo que sea y cuando sea nos avasalló sin dejarnos respirar hasta el último minuto. Teníamos orden de cerrar a las 15:30, pero fue prácticamente imposible, la cola no parecía tener fin. Tuve que pelearme con algunos clientes cuando, con la barrera semicerrada, entraron y querían quedarse a comer dentro: -Pero no puedes cerrar el local así como así, deberías poner un cartel o algo..!! (habráse visto?¿?) -Un cartel??? ¿Me dices que hubieras leído un miserable cartel y no has visto que acabas de pasar por una barrera casi bajada a la mitad?
Hay gente que es mas tonta y no nace.
Después de un buen rato, estropajo y fregona en mano, limpiando las ingentes cantidades de pintura negra que unos "simpatiquísimos" adolescentes repartieron por todos los rincones del local para disfrazarse de moros (¿quedaría suficiente pintura para sus caras?), conseguí salir de aquel infierno sacando humo por las orejas. Me cambié de ropa para adaptarme a esa fiesta de locos y volví a aquel infierno a rescatar a mis amigas, y de paso, a las dos botellas de vodzka&naranja y vodzka limón del congelador.
Ellas tampoco habían perdido el tiempo, se habían sacado un par de cañas por la cara y se las habían bebido a escondidas, luego al ir a cambiarse y pasar un par de cosas al ordenador, se dan cuenta que desde la oficina de Cala Millor habían estado vigilando por la cámara y en el monitor vieron como retrocedían la imagen hasta que sacaban las cervecitas... "Gran hermano te vigila".
Nos fuimos preocupadas por posibles futuras represalias... así que para olvidar fuimos apurando la bebida fresquita, el vodzka, "les herbes dolçes" de Raquel, cerveza fresquita que regalaban, un trago de aquí, un trago por allá... y me empecé a marear. Cuando llegaron Jennifer y Cristian ya estabamos contentillas, fuimos hasta la playa del Repic parándo cada vez que nos ofrecían de beber y cada vez que encontrábamos alguien conocido (o desconocido). Nos queríamos adelantar a las batallas y al final yo no vi ninguna. Mi memoria se pierde cuando entramos el coche de Cristian para ir hasta Sóller, al llegar al pueblo cuentan que me senté en una acera y ya no me levanté. Me tuvieron que llevar semi inconsciente (recuerdo alguna imagen borrosa) hasta casa de Geovanna y allí me quedé la tarde, la noche y parte del día siguiente. Todas iban mal, pero yo me llevé el premio. Cuenta Geovanna que llevándome por la calle entre Cristian y ella, sin darse cuenta de por donde caminaba se dio de cabeza con una farola, y que del impacto (que le quitó la borrachera de sopetón) tuvo que pedirle el relevo a Marilyn para cargar conmigo. Menos mal que no fue mi cabeza la que se encontró con la farola, solo me faltaba eso.
Pues como del resto de la fiesta no se nada, dejo algunas fotos que pude sacar antes de lanzar mi cámara repetidas veces contra el suelo. Espero que os gusten.












viernes, 4 de mayo de 2007

Fahrenheit 451

He estado leyendo estos días el libro que me regaló Sergi por el día de Sant Jordi, "Fahrenheit 451" de Ray Bradbury, y hoy me lo he acabado. Es una historia interesante y consigue que te plantees muchas preguntas. Fahrenheit 451 es la temperatura a la que el papel se inflama y arde. Cuenta la historia de un hipotético futuro en el cual reina una dictadura moral, los libros casi han desaparecido del mundo, están prohibidos y deben ser quemados, sus propietarios son detenidos. La misión de los bomberos no consiste en apagar fuegos, sinó en quemar todo rastro de libros. El protagonista de esta historia es un bombero que, a raíz de una serie de sucesos en su vida, comienza a preguntarse qué contiene todo aquello que quema, qué peligro encierran esas palabras escritas si aparentemente no significan nada para nadie. Y el bombero se empieza a dar cuenta del cuento en el que vive, la sociedad vive en el engaño, todos viven en la convicción que son felices...
Que futuro mas horrible, pero bueno, la lectura me ha gustado y la recomiendo. Ahora me tendré que buscar otra cosa que leer para irme a dormir. Me cuesta mucho conciliar el sueño sin leer algo antes.