Mi gato

Se llama Nilo. Elegí nombres egipcios para mis gatos porque en el antiguo Egipto se les veneraba como dioses, y el río Nilo fue el que permitió que creciese esa cultura. Cuando traje a mis dos gatitos eran demasiado pequeños, creo que les faltaba estar mas tiempo con su madre. Sobretodo se le notaba a él. Necesitaba atención contínua, mimos, caricias. No se le podía dejar solo mucho tiempo sin que se pusiera a llorar y lamentarse en maullidos que deshacían el corazón mas duro. Quien diga que los gatos son independientes no siempre acierta, pues los mete a todos en el mismo saco. Mi gato tiene un carácter que algunos considerarían perruno, no le gusta estar solo, me sigue a todas partes y es muy obediente. Sólo come pienso para gatos, cualquier otro alimento que otro animal consideraría un manjar él lo olisquea, lo lame y lo abandona. Maulla mucho, si tiene hambre, si quiere caricias, si está contento, si está triste, si está solo, si le has pillado en una travesura... pero cada maullido es diferente, creo que se ha integrado tanto con los humanos que quiere hablar como nosotros y se ha creado su propio dialecto para hablarnos. Con la gata maulla diferente. Nunca maúlla cuando le tengo en brazos. Adora las caricias hasta el punto de ponerse en pie si encuentra que tu mano está demasiado lejos, salta como un delfín para alcanzarla. Le encantan los grifos abiertos, pero se limita a observarlos con recelo, es demasiado cobarde para meterse debajo. También le gusta mucho marcar el territorio, cosa que me enfurece, cuando lo hace no le dirijo la palabra en un tiempo. Creo que está aprendiendo poco a poco a no hacerlo en territorio humano. Le producen un pánico irracional las pelucas o cualquier cosa que te pongas sobre la cabeza y llame la atención, por ejemplo cuando salgo de la ducha con una toalla en la cabeza se queda mirándome con los ojos como platos y huye despavorido. Lo descubrí una vez en carnaval, con peluca no me reconocía, sin ella no había problema. Rarezas animales, que le vamos a hacer. Es desconfiado con los desconocidos, si viene alguien que no conoce prefiere irse al rincón mas alejado a dormir hasta que desaparezcan los intrusos, aunque con muchos mimos cualquiera puede acabar ganando su confianza. Físicamente es pequeño, de complexión atlética, de pelaje corto y brillante color negro azabache. Nació con el rabo torcido, único detalle que heredó de su madre, una gata siamesa. Esa característica le convierte en un gato un poquito torpe, suele enganchar cables y lo que encuentra a su paso con el rabo, y su sentido del equilibrio no es demasiado bueno (lo que le ha provocado varias caídas al piso de abajo y muchos dolores de cabeza a su dueña). Este es mi gato, y como todos los demás, es único y especial.