lunes, 10 de septiembre de 2007

Arena en los zapatos y música de fondo


El jueves por la mañana llamó Jennifer al trabajo, hacía bastante tiempo que no sabía nada de ella ni de Cristian, desde la fiesta del barco exactamente, y me alegré mucho al escucharla al otro lado de la línea. Me dijo que el sábado había una fiesta en la playa de Palma, a ver si nos apuntábamos todas. Yo, aún sabiendo que el sábado tenía cierre, me apunté de cabeza. Ya llevo un par de semanas metida en casita o saliendo solo un par de horitas mi día libre, así que necesitaba airearme y distraerme un poco. Las demás también parecían dispuestas a apuntarse a la juerga. Yo no me fiaba, son tan propensas a echarse atrás al último momento que imaginaba que al final solo seríamos cuatro gatos. Pero vinieron todas y la liamos un poco, como siempre que nos juntamos. Anoche después del cierre fui al BGT, el bar de Marilyn, dónde había quedado en recogerla. Íbamos dos coches, uno lo conducía William, el novio de Geovanna, y el otro lo conducía yo... por lo tanto no me tocaba beber, tanto mejor porque recuerdo con todo lujo de detalles la sarta de tonterías que soltaron todos y cada uno de ellos provocados por el alcohol. Me reí tanto que me dolía la barriga. Llegamos a la playa de palma casi a la 1:00, tras preguntarle a un "policeman" sobre la ubicación del evento y éste contestarnos con cara de póker que la fiesta se había acabado ya. Bueno, nos montaremos la fiesta solos, pensamos. Llegando al aquarium nos encontramos con Jennifer y Cristian, el hermano de éste y su novia. Ya formábamos una buena pandilla, si la fiesta se había acabado nosotros empezaríamos otra que nada tendría que envidiarle a la anterior. Pero no se había acabado. Al llegar a la playa observamos un hervidero de gente, y muchos vestidos como si estuvieran en Pachá. Y nosotras ahí en vaqueros, deportivas y camiseta, tan frescas y tan cómodas (que ya me dirás tu a quien se le ocurre ir en tacones a una fiesta en la playa). Cuando nos dispusimos a formar nuestro círculo para beber caímos en la cuenta de que ni había vasos ni había hielo, así que tuvimos que ingeniárnoslas para robar unos cuantos vasos de plástico de un chiringuito y del hielo nos olvidamos. En el escenario tocaba gente que no había visto en mi vida y la música daba pena, creo que eran de operación triunfo o algo así, en su casa los conocerán, pensé. Me alegré de que se estuviera acabando. Si nos libran de esa música mejor que mejor. Nos olvidamos del concierto, que acabó enseguida, y nos sentamos a la orilla del mar a beber (ellos) y a contar chistes y charlar. Angélica y Marilyn fueron las primeras en caer, borrachas como una cuba no paraban de decir sandeces, y Geovanna les siguió de cerca. Los demás estábamos más de espectadores llorando de la risa cada dos por tres. En fin, una velada muy agradable. Cuando nos levantamos para irnos a Angélica le dió por lanzarse cual misil sobre cada una de nosotras para derribarnos sobre la arena como si estuviera jugando a los bolos, y luego todas las demás nos lanzábamos encima chafando a la de abajo. Tardamos bastante en salir de la playa, y salimos rebozadas de arena como croquetas y magulladas. Menos mal que los chicos solamente miraban, sino la de abajo no hubiera sobrevivido. Acompañé a Marilyn a su casa y al llegar a la mía tuve que desalojar dos kilos de arena que se habían repartido entre mi bolso, mis zapatos y mi ropa interior. Y dormí feliz como una niña buena.

3 comentarios:

Criminal Macabre dijo...

que envidia de plan
ultimamente lo mio consiste en beberme una botella de four roses en mi despacho
mi vida es una puta novela noir para frikis informaticos xD

su* dijo...

lo mejor de una buena noche suele ser la compañía :)

"- Et resulta familiar, Anna - demanà Susanna després d'uns minuts de silenci- la sensació de tenir sorra a les sabates?
- És clar - digué l'ajudant de perruqueria aturant durant uns instants el seu massatge capil·lar-. Encara tens el record recent del contacte del sol als ulls i a la pell, però quan et vesteixes, et poses les sabates i te'n vas de la platja aquella arena q t'ha fet disfrutar durant tot el dia es torna de sobte àrida i insuportable.
- D'aquesta manera em sento jo - va dir Susanna separant una mica el clatell de la mitja lluna de la pica -. Com si dugués sorra a les sabates i no hi hagués manera de fer-la desaparèixer de tot el meu cos.
- No vull espatllar-te la metàfora- va dir Anna sense deixar de fer el massatge-, però tal vegada no has de buidar-te la sorra de les sabates o has de deixar-hi un gra a dintre perquè, amb el temps, es pugui convertir en una perla.
- Com si les meves sabates fossin les conquilles de l'ostra?
- I els teus peus dos precioses lamel·libranquis."
SORRA A LES SABATES - Joan Pons

ejem.... no tenía intención de extenderme tanto, pero el libro y sobretodo este trozo q habla de la arena en los zapatos, me encantó
:)

Akasha dijo...

Criminal Macabre-->> Si, de vez en cuando toca divertirse, lástima que ese tipo de planes salgan una vez cada tropocientos años luz. Mi plan diario no es ese, si acaso sería más cercano a tu modus vivendi :P.

Su*-->> La compañía siempre es lo primero, independientemente del escenario en que te encuentres. Tranquila que puedes extenderte tanto como quieras ;), además el fragmento que has puesto es precioso. Tendré que leer el libro entero.